La focalización previamente mencionada y que Dea Kulumbegashvili elige para desarrollar la trama, es la de una mujer precisamente enclaustrada inicialmente en un segundo plano, ya que se trata de la esposa del líder de una comunidad cristiana que es atacada por un grupo extremista. Se abre aquí un estado de transmutación sutilmente alentado por la radicalidad que empapa la obertura de la película, así como por la propia alteración de los elementos conductores del argumento.
Categoría: Cine
ANTIDISTURBIOS de Rodrigo Sorogoyen e Isabel Peña: La adrenalina de lo social
Este viernes 18 de octubre se estrenó en Movistar+ la miniserie Antidisturbios (Creada por Rodrigo Sorogoyen e Isabel Peña y guionizada por los mismos más la colaboración de Eduardo Villanueva), serie que retrata las consecuencias que recaen sobre un grupo de antidisturbios en una operación de desahucio al haber un fallecido debido a una serie de errores policiales y administrativos; los cuales, todos encubiertos y normalizados, orbitan entre la violencia y la corrupción.
LAS NIÑAS de Pilar Palomero: Sumisión al canto
Celia (Andrea Fandós), una niña “anatorrentiana” de once años, conoce a su nueva compañera Brisa (Zoé Arnao), la cual se traslada de Barcelona a Madrid y le demuestra otras formas de ver la vida a Celia y sus amigas. Celia es una niña que conoce el mundo mediante las mentiras de la iglesia y de su madre (ella también empieza a mentir y a sentir ira en consecuencia), se replantea el mundo al ver las incongruencias que existe entre la iglesia y el mundo exterior, entre su madre y sus abuelos, entre Madrid y Barcelona.
FALLING de Viggo Mortensen: Invisibilidad redentora
Una concreta determinación establece el impulso de centralizar el pensamiento en el foco que expresa, no en las variantes conjeturas con las que se construyen esas posibles ideas, relacionadas con la acción o la escenaContinue reading
«LA INOCENCIA»: La culpa de la adolescencia
Rara vez se encuentra uno en estos días con películas con la particularidad de capturar la vida, como es tal cual, sin adornos ni excesos incensarios. Lucía Alemany, la brillante directora novel de La inocencia, película que incomprensiblemente se ha quedado con tan solo dos nominaciones a los próximos premios Goya, ha conseguido ese raro “milagro” que sucede en pocas ocasiones al ir al cine: Representar lo conocido como si fuera algo que no conseguimos ver en su totalidad hasta que nos alejamos en la distancia de la pantalla. El fin no es otro que ver las alegrías y penurias de la adolescencia desde la visión de Lis (estupenda Carmen Arrafut), una adolescente de dieciséis años que pasa el verano en su pueblo.
EL FARO: «El sexo y lo monstruoso»
la idea de convertir el sexo en un deseo forzado por lo monstruoso, convierte a la Freudiana The lighthouse, película psicoanalítica donde las haya, en un terrorífico, absurdo o extraño si se prefiere, test de Rorschach en la que el espectador se verá saturado de símbolos, criaturas míticas, una extraña fotografía expresionista en 1:1 que recuerda al cine mudo y momentos que le obligarán a relacionarse con el espejo y su superyó.
EL OFICIAL Y EL ESPÍA: «La transfiguración del delito»
Era 1984, y Alfred Dreyfus fue acusado de alta traición a Francia por proporcionar información sobre las sistematizaciones del ejército a Alemania. Sin una prueba investigacional de peso, fue condenado a cadena perpetua y exiliado a la isla del Diablo. “El oficial y el espía”, por tanto, desdobla la información correspondida de la injusticia frente a una cabeza de turco, provista de una narración incisiva, cortante, en el que el dispositivo formal entronca con la fecundación introspectiva del acontecimiento, fría, tétrica, ininteligible.
MUJERCITAS: «Hibridación literaria»
Los factores de la absorción por el estigma de lo paradigmático, sumados a la sobrealimentación audiovisual de la obra adaptada, concentran un empecinado juicio a contracorriente de la intencionalidad por revertir – o revestir – el relato de Louisa May Alcott, filmado aquí por una Greta Gerwig ensimismada en contemplar la mirada pretérita de sus personajes y actualizar su discurso, esgrimiendo una facturación que como viene a ser ya usual en la causal inexperiencia de la cineasta, doblegan y subrayan unas intenciones pretenciosamente autorales que sobre el papel abultan mucho más de lo que finalmente vemos en la pantalla.
HISTORIA DE UN MATRIMONIO: «La debilidad del afecto»
El duelo interpretativo – de la vigorosidad enaltecida de Scarlett Johansson a la desolación febril de Adam Driver – se posiciona muy por encima de las capacidades transmisoras de un director ensimismado en yuxtaponer las bipolaridades producidas por el altibajo amoroso, de la efervescencia incontrolable del deseo al derrumbamiento pasional condenado por la rutina.
LA HIJA DE UN LADRÓN: «Ser una persona normal»
La hija de un ladrón es una importante obra para ver y reflexionar que funciona excepcionalmente bien tocando las teclas que busca tocar sin caer en la sensiblería, pornografía o en la pedantería. Un dramático y conmovedor espejo hacía aquellos cuyos problemas les acompañan desde el nacimiento, desde la llegada de un apellido. Y que incluye, ahí el aporte de Funés, la ausencia de identidad (y por ende de voz).